Profesor Fabrice Lambert participa en proyecto que usará inteligencia artificial para predecir olas de calor en Chile
La iniciativa, financiada por la Oficina Internacional de Investigación Científica Naval de la Armada de Estados Unidos (ONRG), durará dos años y contempla el desarrollo de herramientas de machine learning para la implementación de un sistema de alerta temprana que podría ayudar a limitar el impacto de estos eventos. La plataforma también podría aplicarse en otras zonas de América.
De acuerdo con el Reporte de la Evolución del Clima en Chile 2021, elaborado por la Dirección Meteorológica de Chile, los últimos 11 años han sido los más cálidos desde que se tiene registro. Esto ha provocado que las olas de calor se hayan duplicado en los últimos 20 años, además de volverse cada vez más intensas y prolongadas. Un fenómeno que también se repite en el resto del planeta, producto del cambio climático: según la Organización Meteorológica Mundial (OMM), entre 2000 y 2016 el número de personas expuestas a olas de calor en todo el mundo aumentó en cerca de 126 millones, lo que ha generado un creciente peligro para la salud de la población, el desarrollo de actividades como la agricultura y la seguridad de las viviendas que se ven amenazadas por los recurrentes incendios forestales.
Ayudar a limitar este impacto es el objetivo de un nuevo proyecto encabezado por Elwin van ‘t Wout, académico del Instituto de Ingeniería Matemática y Computacional (IMC) y doctor en matemáticas aplicadas. La iniciativa, llamada “AI-supported forecasts of heat waves along the Pacific coast of the Americas" y financiada por la Oficina Internacional de Investigación Científica Naval de la Armada de Estados Unidos (ONRG), buscará implementar un sistema de alerta temprana que usará inteligencia artificial para predecir la probabilidad de una ola de calor con una precisión de días o semanas. Además, el desarrollo de diversos algoritmos de machine learning (aprendizaje automático) permitirá analizar simulaciones de proyecciones climáticas que contribuirán a estimar la frecuencia con la que se presentarán estos fenómenos en las próximas décadas del siglo XXI.
El académico del IMC señala que el proyecto, del cual es investigador principal y que tiene al profesor Fabrice Lambert del Instituto de Geografía UC como coinvestigador, nace de una necesidad clara: “Las olas de calor tienen un impacto muy fuerte en la sociedad. Ejercen un efecto muy dañino en la salud de la población de adultos mayores, inciden en la baja de la producción industrial y también alteran las operaciones agrícolas. Se puede perder todo un año de cultivos en pocos días y, además, hay que considerar los incendios forestales que hemos visto en el último tiempo. Cada una de estas olas de calor aumenta el potencial riesgo de estos eventos”, indica Van ‘t Wout.
Fabrice Lambert, quien es doctor en física climática, agrega que también hay que considerar otras realidades como la de los trabajadores que se desempeñan a la intemperie. “Hay varios procesos que se ven alterados por la temperatura ambiente, como por ejemplo las labores de construcción de edificios. Además, a las empresas de seguros les interesa mucho saber de la frecuencia con la que ocurren las olas de calor, debido por ejemplo a los daños producidos por incendios”, comenta.
El investigador del Instituto de Geografía UC precisa que si bien hoy existen alertas que proyectan la ocurrencia de las olas de calor con una anticipación de unas dos semanas, estas simulaciones no son perfectas. “La idea sería complementarlas con otro sistema que, por supuesto, no va a ser absolutamente perfecto tampoco. Sin embargo, si dos plataformas independientes predicen una ola de calor entonces hay mucha más certeza de que vaya a ocurrir”, afirma.
El origen del proyecto
Precisamente, fue el potencial de poder anticipar la ocurrencia de estos fenómenos lo que llamó la atención de la ONRG. Esta institución nació de la Oficina de Investigación Científica Naval de la Marina de Estados Unidos (ONR), fundada en 1946 y que es responsable por los programas de investigación y tecnología de la Armada estadounidense. Hoy la misión de la ONRG, que cuenta con 25 directores científicos repartidos en siete ciudades incluyendo Santiago, abarca objetivos como la búsqueda e identificación de investigación de alta calidad en todo el mundo; el apoyo al progreso y la difusión del conocimiento científico y el financiamiento de estudios en institutos extranjeros.
“Quizás la ONRG no es el lugar más conocido para buscar financiamiento académico, pero tiene oficinas en Santiago y desde hace varios años sus encargados vienen de vez en cuando a la UC para realizar presentaciones”, cuenta van ‘t Wout. El académico añade que él ya conocía la institución a través de un colaborador en otro proyecto y quien también recibió financiamiento de esa organización. Además, hace un tiempo se envió a otra entidad una propuesta similar al proyecto que buscará predecir olas de calor y que eventualmente terminó llegando a oídos de la ONRG.
“Postulamos el proyecto a Climate Change AI, una ONG con sede en EE.UU. que también ofrece financiamiento para proyectos relacionados con inteligencia artificial y cambio climático. En ese momento fue rechazado, pero tuvo buenas notas y ellos a través de sus contactos lo remitieron a otras agencias similares. Una de ellas fue la ONRG, tras lo cual nos contactaron directamente para ver si era posible enviarles una propuesta semejante. Luego, sus representantes vinieron a la universidad para reunirse con nosotros”, señala el académico IMC.
Elwin van ‘t Wout destaca que, a diferencia de instituciones locales, la organización estadounidense no “tiene llamados o plazos fijos para proponer proyectos. Uno puede enviar propuestas cuando uno quiera. Nosotros la mandamos a mediados del año pasado, después de varias reuniones con ellos”. La iniciativa durará dos años y recibirá fondos por un total de 160 mil dólares, dinero que permitirá armar un equipo de trabajo conformado además por un postdoctorado de jornada completa, dos estudiantes de magíster y un ingeniero de software de jornada parcial.
Serán estos investigadores los que asumirán los grandes desafíos que plantea el proyecto, planteados en el abstract del mismo: “Diseñar algoritmos de aprendizaje automático eficientes que predicen con precisión las olas de calor requiere investigación fundamental de modelos matemáticos que detecten los intrincados patrones climáticos que causan estos singulares eventos meteorológicos”.
Al respecto, el académico IMC precisa que existen “muy pocos estudios sobre el uso de inteligencia artificial en este campo”. También comenta que en otras zonas del mundo sí hay investigaciones sobre las causas de las olas de calor, pero están muy circunscritos a esas regiones: “El clima de Chile está muy influido por la cercanía del Océano Pacífico y, por supuesto, en Europa un fenómeno como el Niño no tiene mucha relevancia. Sin embargo, en Estados Unidos la zona de California tiene un clima muy similar, por lo que los datos de esa región sí nos podrían ayudar a mejorar nuestro sistema”.
Recopilando información
Elwin van ‘t Wout agrega que el primer paso para predecir olas de calor es reunir mediciones de temperatura provenientes de diversas estaciones meteorológicas, además de caracterizar su duración y severidad. “Para buscar y cuantificar predictores de olas de calor, necesitamos registros de temperatura superficial de todo Chile y también del océano, además de datos sobre humedad y presión, entre otros. Básicamente, estos datos los vamos a levantar desde el sitio web de la Dirección Meteorológica de Chile, que tiene distintas estaciones de observación en el país. Como es un organismo estatal financiado por impuestos, tienen muchos datos abiertos para que todo el mundo los use”.
Además de esa fuente, también se pretende aprovechar los registros recopilados por parte de la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica de EE.UU. (NOAA) y el programa de observación terrestre Copernicus de la Unión Europea. “Ambos tienen bases de datos muy grandes y proporcionan información climática con una precisión muy alta y de manera gratuita en sus plataformas de internet. Incluso tienen interfaces para levantar esa información”, agrega el investigador.
Sin embargo, existen varias vallas por superar. Aunque hoy en Chile operan estaciones con una alta precisión que recogen información de temperatura cada hora, hay otras que lo hacen de manera diaria. Además, indican los investigadores, las estaciones de medición nacionales cuentan con una base de datos confiable que sólo se remonta unos 60 años. “Naturalmente, en esas décadas los registros de olas de calor muestran apenas un centenar de estos eventos. El desafío entonces está en entrenar un sistema de inteligencia artificial con pocos ejemplos históricos de olas de calor”, indica van ‘t Wout.
Por ese motivo, surgió la idea de levantar datos más allá del territorio nacional. Así fue como se pensó en la información recogida en California: “Esa región de Estados Unidos tiene un clima similar al de Chile. Su configuración en la costa oeste es parecida debido a la presencia del océano Pacífico y también por las corrientes de agua fría que provienen del polo. Además, en esa zona hay muchas estaciones de monitoreo que llevan activas durante bastante tiempo. Gracias a su cobertura extensa, podríamos ver de mejor forma lo que ocurre durante las olas de calor”, afirma Fabrice Lambert.
El académico del IMC explica que, además de crear un sistema de alerta temprana de olas de calor, existe la confianza de poder diseñar una plataforma de predicciones de largo plazo centrada en la frecuencia e intensidad que mostrarán estos fenómenos en las próximas décadas. “Una herramienta de este tipo podría servir para diseñar políticas públicas enfocadas en adaptación al cambio climático y mejorar, por ejemplo, el diseño de las casas, definir las épocas ideales para realizar las cosechas y establecer la cantidad de unidades de aire acondicionado que se podrían necesitar en un edificio”, indica van ‘t Wout.
Luego que los modelos de machine learning sean diseñados, optimizados y ampliamente validados, los investigadores también pretenden estudiar la posibilidad de ampliar las capacidades de la plataforma de inteligencia artificial a otras zonas como Centroamérica. “Allá la situación del clima es muy distinta, con mucha más humedad y una influencia menor del océano Pacífico. Pero sería interesante explorar la opción de que este sistema pueda detectar olas de calor en un ambiente donde existen factores predictores y una realidad climatológica sumamente diferentes”, concluye van ‘t Wout.
Fuente periodística: Marcelo Córdova
Instituto de Ingeniería Matemática y Computacional IMC UC
De Bosque Hermoso a Lamparaiso: Cuando la solución momentánea es definitiva.
Publicada en Le Monde Diplomatique (https://www.lemondediplomatique.cl/de-bosque-hermoso-a-lamparaiso-cuando-la-solucion-momentanea-es-definitiva-por.html)
Es bien sabido que los campamentos se han expandido considerablemente en varias zonas del Gran Santiago, especialmente con la llegada de migrantes (tanto internos como externos). El aumento del costo de la vida, el estallido social y, por supuesto, dos años de pandemia, han transformado la relación territorial, repercutiendo directamente en las posibilidades de emplazamientos para dar cobijo a esta enorme masa de población. Esto ha llevado a un aumento en la proliferación de este tipo de asentamientos irregulares en los centros urbanos del país.
Este fenómeno es confirmado en el “Catastro Nacional de Campamentos 2022-2023", que indica que existen 1.091 campamentos que albergan a 71.961 hogares en todo el territorio chileno. Las regiones de Valparaíso, Metropolitana y Bio-Bío concentran el 50% de esta ocupación irregular (TECHO-CES, 2022-2023). Lo anterior es un síntoma evidente de una ineficiente gestión estatal en esta materia, que no ha sido suficiente para satisfacer la demanda habitacional. Lo que ha llevado a la clásica solución «remedial», que es organizada y gestionada por las mismas familias que no pueden acceder a los subsidios como mecanismo de acceso a la vivienda (Baldo, Jordán & Simioni, 2003).
Esta es una situación de carácter histórico y cíclico, ya que en tiempos de incertidumbre e inestabilidad tiende a establecerse esta dinámica para acceder a la casa propia, debido a la lentitud en el proceso de producción de vivienda, donde las familias deben esperar hasta 8 años, lo que hace de la solución “remedial” la vía más rápida para solucionar el problema. El problema es que este remedio se convierte en un lastre casi imposible de predecir y mitigar, generando externalidades que deben ser asumidas por los gobiernos locales y comunidades circundantes que se hacen parte del problema (Ziccardi, 2008).
Recordamos, entonces, que las tomas, campamentos y tipologías afines son formas que históricamente se han desarrollado para alcanzar aquello negado y una forma irregular de conseguir un lugar propio, un espacio donde poder alojarse y construir una vida familiar, que, en el mejor de los casos, pueden llegar a tener una solución definitiva, aunque en el caso de Latinoamérica y, en particular, Chile, esta estrategia se convierte en un recurso permanente y, por tanto, es una forma de reproducción de la desigualdad que vemos permanentemente en nuestro país.
De este modo, lo que era temporal se convierte en una solución permanente, incrementando su avance socio territorial en las comunas o zonas alejadas del centro de cada ciudad. Clave para entender esto es el concepto de “expoliación urbana”, dinámica que hace eco de la pauperización de la sociedad, la usurpación del suelo para fines económicos y despojo comunitario (Kowarick, 1996). Lo anterior se genera territorialmente, por ende, creemos que esta situación se debe principalmente a la falta de recursos económicos para obtener una solución dentro de las opciones de subsidios que ofrece el Estado, así como también la falta de ayuda focalizada, superación de la capacidad de control del nivel comunal y un nuevo actor. Un oferente de un suelo que no es propio, el que se apropia por la fuerza y que ahora distribuye de manera tramposa los espacios que antes no tenían intermediario.
Esto dificulta aún más el proceso debido a que genera un gasto extra sobre un bien que no es seguro que al comprarlo, termine siendo propio del comprador. Las mafias de tomas “inescrupulosos que luchan con el problema de la vivienda” son un actor clave. El cual debe ser castigado por hacer de la necesidad por la vivienda, su manera de ganar dinero e incentivar soluciones irregulares que no solucionan el problema, más bien lo complican aún más.
Ya teniendo claro el panorama general, resulta clave mencionar la estigmatización de aquellos que utilizan estas prácticas como la única forma de construir una nueva relación entre la propiedad y la tan anhelada solución tangible a la penuria de la vivienda. Un ejemplo reciente acontece en la comuna de Lampa, espacio alejado del centro urbano de Santiago y, por tanto, “tierra de nadie”. Donde la energía del control comunal es mínima y la acción de la fuerza policial se ve diluida por la falta de contingente y, por ende, se consolida una disputa en el territorio que es imposible poder contrapesar.
Por consiguiente, el caso de Lamparaiso lo podríamos retratar como la ciudad del “todo en la nada”, ya que posee una organización que gestiona las calles, posee agua potable con distribución diaria, constantemente está en expansión y tiene como característica estructural la solidez de sus viviendas, que son realizadas de material sólido, una diferencia importante y que la aleja de una situación temporal. También llama la atención la composición de la población de la toma, ya que en su mayoría son extranjeros que trabajan como temporeros en condiciones muy precarias en los campos de Lampa.
De esta manera, lo que sucede en Lamparaiso, no se escapa mucho a la trayectoria chilena de los últimos años, puesto que estas dinámicas tienen como catalizador la “desigualdad territorial”, organización que maximiza el avance de estas prácticas y que hace que escrupulosos utilicen la toma como una forma de obtención de beneficios económicos (Hidalgo, 2017). De esta forma, es posible constatar que la toma de Lamparaiso, tiene un crecimiento diario o constante, lo cual dificulta fiscalizar, ya que existen mafias que utilizan el problema como forma de producción de un círculo de pauperización insoslayable.
Esto fue denunciado por diferentes medios de comunicación el año 2022 y hay que explicitar que, hasta el segundo semestre del 2022, hubo un avance de las tomas irregulares de un preocupante 482%. Un incremento denunciado por Ángel Ramos, director de seguridad pública de Lampa y que sienta las bases para alarmarnos, ya que en las comunas periféricas no existe mayor fiscalización.
Resulta clave entonces actuar en contra de las mafias con el peso de la ley, con la celeridad que actúa carabineros en este tiempo y buscar soluciones locales para poder ir mitigando el avance de estas prácticas, porque se configuran como un territorio de conflicto a propósito de un derecho social importante en nuestra sociedad.
BIBLIOGRAFÍA
BALBO, M.; JORDÁN, R. & SIMIONI, D. (2003). La ciudad inclusiva. NACIONES UNIDAS, CEPAL.
HIDALGO R. (2017). “La espacialidad neoliberal de la producción de vivienda social en las áreas metropolitanas de Valparaíso y Santiago (1990-2014): hacia la construcción ideológica de un rostro humano?”, Cadernos Metrópole, N.º 39, pp. 513-535.
GILBERT, A. (2001), La vivienda en América Latina, Nueva York, indes-ue.
TECHO-CES (2022). CATASTRO NACIONAL DE CAMPAMENTOS 2022-2023. Disponible en https://cl.techo.org/wp-content/uploads/sites/9/2023/03/CNC22-23.pdf
ZICCARDI, A. (2008). Procesos de urbanización de la pobreza y nuevas formas de exclusión social. Los retos de las políticas sociales de las ciudades latinoamericanas del siglo XXI / Alicia Ziccardi. – Bogotá: Siglo del Hombre Editores, Clacso-Crop.
Fabián Esteban Lizana Vásquez [1]; Francisco Abarca Paredes [2] y Cristian Araya-Cornejo [3].
[1] Profesor de Historia y Ciencias Sociales, Magíster en Geografía de la Universidad Academia de Humanismo Cristiano, Doctor(c) del Programa de Doctorado en Geografía del Instituto de Geografía, Pontificia Universidad Católica de Chile, Chile. Financiamiento: ANID DOCTORADO NACIONAL 2022-661370. Correo: Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.
[2] Geógrafo y Profesor de Historia y Ciencias Sociales de la Universidad de Academia de Humanismo Cristiano. Magister en Geografía y Geomática, Pontificia Universidad Católica de Chile. Estudiante del Programa de Doctorado en Geografía del Instituto de Geografía, Pontificia Universidad Católica de Chile, Chile. Profesor colaborador de la carrera de la Universidad Geografía Academia de Humanismo Cristiano. Correo: Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.
[3] Geógrafo de la Universidad de Chile y Máster en Gestión Ambiental de la Universidad de Santiago de Chile. Doctor(c) del Programa de Doctorado en Geografía del Instituto de Geografía, Pontificia Universidad Católica de Chile, Chile. Profesor colaborador de la carrera de Geografía, universidades Alberto Hurtado y Academia de Humanismo Cristiano. Financiamiento: ANID-Millennium Science Initiative Program – Instituto Milenio en Socio-ecología Costera (SECOS) / ANID BECAS – DOCTORADO NACIONAL 21201355. Correo: Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.